sábado, 24 de diciembre de 2011

Sprays nasales.

Se trataba pues de despejar la garganta a toda costa, así que mi farmacéutico me recomendó un spray que me despejaría tanto la nariz como la garganta. Estaba estudiado especialmente para los ronquidos, así que se supone que debía ser efectivo.

Los medicamentos, y este así está considerado, antes de ponerlos a la venta, deben haber superado una serie de pruebas para verificar que lo que ofrecen es verdadero, y no un simple efecto placebo.

El spray en cuestión, en efecto, cuando lo aplicaba, notaba como llegaba por las vías respiratorias a la garganta, por lo que en principio podía ser efectivo.

Quizá algún día haya minorado los ronquidos gracias a él, pero a la larga, no se si por acostumbrarse el cuerpo a su efecto o por qué, pero el caso es que dejó de producirme ningún efecto.

A lo mejor es que no persistí lo suficiente, pero el caso es que ni yo dejaba dormir a mi mujer, ni ella me dejaba dormir a mi, despertándome a cada momento para ver si ella podía conciliar el sueño.



En fin. Otro remedio deshechado.

Adelantándome a los acontecimientos, tengo que deciros que YA NO RONCO, pero para mantener el misterio lo contaré en próximas entradas, ya que aun me quedan remedios ineficaces que explicar.

En cualquier caso si alguien tiene mucha necesidad de conocer el secreto, que me mande una correo y se lo explicaré directamente. Estamos para ayudarnos.